Meet Your Maker: Marcos Fernández

Inspirado por su padre, proveedor de tapones, y como disfrutaba del mundo de vino, el mendocino Marcos Fernández estudió enología y empezó su carrera en Moët Hennessy Argentina. Al sumar cinco años de experiencia en California con Paul Hobbs, el enólogo volvió a su país natal y fue primer enólogo de Finca Decero durante ocho años, pasó a Doña Paula y luego volvió al grupo internacional al comienzo del 2020 como gerente de enología en Terrazas de los Andes.

Marcos Fernández, Terrazas de los Andes.

Contános las características de la zona dónde se ubica la bodega.

Terrazas de los Andes está ubicada en Luján De Cuyo, Perdriel. Las características más importantes son los 10 viñedos que tenemos en las zonas más prestigiosas de Mendoza como Luján de Cuyo, Las Compuertas, Perdriel, Gualtallary en Valle de Uco, Los Chacayes, Paraje Altamira, El Peral, Eugenio Bustos. Desde el nacimiento de la bodega hace más de 20 años nos posicionamos por nuestros viñedos de altura. 

Mendoza se destaca como la principal región vitivinícola de la Argentina produciendo cerca del 80 por ciento del vino nacional. Hoy en día, es uno de los centros más destacados de la industria vitivinícola en todo el mundo. Los viñedos en Mendoza se encuentran a lo largo de una franja de 240 km al pie de los Andes y están plantados en terrazas que varían entre los 800 y 1.600 metros por encima del nivel del mar. Por otro lado, suele haber pocas lluvias, alrededor de 200 mm promedio por año, lo cual es bueno porque la baja humedad ayuda a mantener las vides saludables en su forma natural, prácticamente en forma orgánica, con un uso muy controlado de agroquímicos. Por último, es una de las regiones vitivinícolas más áridas del mundo.

¿Qué es lo que te enamora de hacer vino?

Lo que más me atrae de hacer vino es la diversidad. Poder descubrir la capacidad de cada terruño para que de lo mejor de sí y lograr hacer este trabajo en detalle, desde la finca al viñedo, que se demuestre en el producto final lo mejor de cada zona y así llegar con la mejor calidad al consumidor. Soy una persona apasionada por lo que hago. Mi vida es el vino – y el Malbec en particular. Me gusta mucho trabajar con equipos motivados y de alto rendimiento.

¿Qué te hizo volver a Mendoza?

Es una bodega que comenzó en los principios de los 90 y es pionera en la elaboración de vinos en altura. Lo que me llevó a volver al grupo es la admiración justamente por la diversidad de sus viñedos. Por otro lado, su gente, con un estilo que siempre pone delante la calidad por sobre todo y se enfoca en el largo plazo y en la consistencia. También en el cómo lo hacemos, de una forma sustentable, siempre teniendo cuidado del medioambiente, y formas de trabajo que cuidan también lo social.

¿Tenés un sueño profesional a futuro o presente? 

Sí, y es justamente seguir aprendiendo. Nunca dejar de aprender, sobre todo en estos años que estamos notando que la diversidad climática año tras año empieza a jugar un rol muy importante. El sueño es ese, poder descifrar con anticipación cómo viene cada vendimia para lograr consistencia en el estilo de los vinos y que haya un hilo conductor cosecha tras cosecha.

Los viñedos de Terrazas de los Andes.

¿Cuál es la temporada del año que prefieras más?

Me encanta la primavera. Es el momento donde las viñas comienzan a brotar, florecer y se renuevan los sueños para la próxima cosecha. Durante esa estación es cuando uno puede imaginar cómo van a ser los vinos venideros.

¿Tienes algunas reglas propias a seguir para elaborar?

La regla más importante es nunca dejar de aprender, ya que, a lo largo de los años podemos notar que nuestros paladares van cambiando. El desafío está en hacer vinos que reflejen las zonas de donde provienen, puntos de cosecha cada vez más precisos y más frescos para lograr lo mejor de cada terroir. La regla es esa, nunca dejar de mirar de cerca los terroirs y aprender de ellos.

¿Alguien te ayudó a llegar a quién eres hoy? 

Mis padres. En particular mi papá, que siempre trabajó en la industria del vino como proveedor de tapones. Siempre se habló de vino en casa, tomábamos los vinos de sus amigos del rubro. Si bien al final de mi secundaria quería ser médico, cuando me tocó hacer pasantías en bodega me enamoré del mundo del vino y creo que ese link de la historia con mi papá, las charlas con él acerca del vino y sus amigos, me hizo enamorarme y desistir de ser doctor para ser enólogo allá por los 90.

¿Cómo haces para que tus vinos lleguen a la sensibilidad de muchas personas?

En Terrazas de los Andes tenemos un portfolio sólido y consistente a lo largo de los años. Pero creo que lo más importante que tenemos en la bodega, y que resulta ser la clave para acercarnos a la sensibilidad de muchos consumidores, es lucir lo mejor de cada terroir para que estas características lleguen a la copa y así lograr vinos balanceados, elegantes y frescos.

Probando en bodega.

¿Cuál es tu mirada del vino en tu zona?

El varietal más importante de la zona es el Malbec y mi visión es que se vienen muchos estilos de Malbec de Mendoza y también en el portfolio de Terrazas de los Andes. Cada uno con las características principales de los viñedos que los integran. También hemos sido parte de un lindo aprendizaje y evolución en varietales como Cabernet Sauvignon y Chardonnay, y otras variedades no emblemáticas de Mendoza como Cabernet Franc.

Contáme tu mayor aventura como viñador.

La mayor aventura que me tocó fue poder, en su momento, embotellar un 100 por ciento Petit Verdot en los 2000, cuando la misma todavía no era una variedad conocida ni emblemática. Luego de muchos ensayos, pruebas y errores, logré poner en botella un Petit Verdot que después se hizo muy significativo para la zona en donde me tocaba trabajar en aquel entonces y fue una variedad de vanguardia.

¿Qué fue lo último que aprendiste?

El mayor aprendizaje en la carrera es valorizar a las personas. Para hacer grandes vinos se necesita una sumatoria de detalles, que son muchos y todos son muy importantes. Y la mayoría de estos detalles sólo se logran gracias a un grupo de personas apasionadas, que aman lo que hacen y tener equipos motivados y apasionados es el mayor desafío día a día.

¿Qué sientes cuando creas y bebes un vino?

Siento que estamos mirando al futuro. Que estamos visualizando cómo va a ser y cómo lo va a disfrutar el consumidor, cómo va a ser su experiencia, con qué comidas lo va a acompañar. Nos imaginamos ese momento del disfrute del consumidor cuando el vino llegue a su copa con esa excelente calidad y consistencia a la que apuntamos.

¿Cuál es la dificultad más grande que te enfrentas hoy en día con tu trabajo?

Justamente esto de mantener la motivación en los equipos de trabajo. Hacer del día a día un liderazgo positivo que logre fomentar el que todos se sientan parte y dueños del proyecto y de lo que les toca hacer a cada uno en su rol. La dificultad es mantener esa motivación y pasión al frente de todo, sin dejar de lado la calidad.

¿Qué opinas sobre la viticultura biodinámica y el vino natural? 

Desde mi punto de vista creo que es más gratificante hacer vinos sustentables desde el cuidado del medioambiente que hacer vinos biodinámicos o naturales. Cuidar al medioambiente, el agua y la sustentabilidad en general, es más satisfactorio y hace que los vinos sean más tranquilos, lo que no sucede con los vinos biodinámicos o naturales.

En el caso puntual de los vinos naturales, los defectos que a veces presentan en el corto plazo hacen que no se puedan disfrutar tal como cuando nacieron.

La mayor aventura que me tocó fue poder, en su momento, embotellar un 100 por ciento Petit Verdot en los 2000, cuando la misma todavía no era una variedad conocida ni emblemática. Luego de muchos ensayos, pruebas y errores, logré poner en botella un Petit Verdot que después se hizo muy significativo para la zona en donde me tocaba trabajar en aquel entonces y fue una variedad de vanguardia.

¿Qué impacto crees que el Covid-19 causará al mundo del vino?

Creo que hay un impacto que todavía no lo vemos que será positivo, en donde el vino se disfrutará más en casa o con los seres queridos. Van a cambiar un poco las tendencias de consumo y soy optimista al pensar que el consumo global de vinos va a crecer per capita, producto de estas nuevas formas de vivir y de consumir comidas y maridar con vinos en el día a día.

¿Cómo se han desarrollado las viñas durante estos meses?

Ya estamos en la época de otoño en Mendoza, a punto de empezar la poda, y terminamos una cosecha record en tiempo, concluida el 24 de marzo. Ahora concentrándonos en que las viñas acumulen reservas y regándolas para que estén listas para la próxima temporada.

¿Cómo ves la tendencia del vino de aquí a 10 años en el mundo?

Creo que el consumo va a encaminarse por el lado de la frescura, de mostrar el origen, vinos balanceados y bebibles, que tengan capacidad de guarda pero que también se valore el hecho de tener vinos listos para disfrutar y consumir. Por eso, creo que la tendencia va hacia vinos que reflejen las zonas de origen por sobre los métodos de elaboración.

Elegí uno de tus vinos y contanos con qué comida lo disfrutarías.

Elijo el Terrazas de los Andes Grand Malbec y lo combinaría con un ojo de bife a la parrilla con verduras grilladas y un queso Provolone.

La semana pasada en Meet Your Maker, se conoció a Sonia Spadaro Mulone de Santa Maria La Nave en Etna DOC.

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